Dos hombres bastante fornidos que vestían de blanco, sacaron de su casa a Guadalupe. La iban tomando de los brazos; ella se resistía como podía, pero eran muy fuertes. Frente a la casa estaba estacionada una ambulancia. El conductor se bajó y fue a abrir las puertas de atrás.
Toda esa escena era observada por Isidro, que al vivir al lado de la casa de Guadalupe, escuchó el escándalo y salió a tiempo para ver el espectáculo. Los enfermeros consiguieron subirla, cerraron las puertas del vehículo y arrancaron.
En ese momento se iba arrimando otro vecino, y con cara de sorprendido le preguntó a Isidro:
- ¿Qué pasó con la Guadalupe?
- Se le aflojó un tornillo - contestó sin dudar Isidro, que había seguido a la ambulancia con la vista, y al perderla volteó hacia su vecino, y con los brazos cruzados continuó su explicación -. La pobre enloqueció, empezó a ver cosas hace un tiempo, como no tenía a nadie me contó lo que veía a mí. Pobre doña, enloqueció como una gallina atada de la cola.
- Y, ¿qué era lo que veía? - indagó más el vecino, picado por la curiosidad.
- Cosas que hasta a mí me asustaron con sólo escucharlas. Ella dijo que veía a un… bebé demoníaco. Lo veía gatear en las paredes o en el techo, a veces aparecía flotando en el aire y se le acercaba a las carcajadas, se alejaba, flotaba cerca del techo haciendo círculos, y se le abalanzaba de nuevo. Según ella, aunque tenía el tamaño de un bebé, la cara era la de un viejo espantoso, y a veces despertaba con aquella cosa a su lado, mirándola.
- Como para no enloquecer si veía cosas tan horribles - comprendió el vecino.
- Supongo que más que ver, lo imaginaba, ¿no? - objetó Isidro.
- Usted no cree que hubiera algo entonces.
- Sinceramente, no. Lo que creo es que enfermó y ya, algo se le descontroló en la cabeza.
- Sí, pero, cuando usted me estaba contando lo de la cosa esa, me acordé de un caso muy parecido, que hasta ahora había tomado por un simple cuento de terror, pero ahora no sé… Lo que yo escuché es que a un muchacho se le apareció una cosa así en un camino rural, en una noche de tormenta.
- Casualidad nomás - opinó Isidro. El vecino hizo un geto indicando que todavía dudaba, pero sin decir más se marchó.
Isidro estaba por entrar a su hogar, cuando al mirar hacia la casa de Guadalupe notó que las cortinas de la ventana se agitaban y se iban abriendo, y al fijar más la vista, vio una cara diminuta y arrugada que sonreía con malicia mientras lo miraba y movía una mano como saludándolo.

Cuentos cortos de todo tipo. De terror, de payasos, fantasmas, zombis, hombres lobo, escuelas embrujadas, hospitales, historias de vampiros, apariciones. Relatos de horror, miedo, suspenso, cuentos para niños. Novelas por capítulos. Historias de extraterrestres, sirenas, ciencia ficción, románticos, policiales. Autor, Jorge Leal.
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me necanto y me asusto muy buenom la verdad gua me superencanto!!!
ResponderEliminarmucho aunque me dio mucho miedo te felicito pero ponle un imagen pero esta muy excelente
ResponderEliminarMuy bueno!;)
ResponderEliminarPz la vdd si m dio mello pero sta muy bueno.....
ResponderEliminarMe dio miedo
ResponderEliminarEsta bueno buen relato y si me asuste
ResponderEliminarkkk miedo.............solo de imaginarmelo..........o.O
ResponderEliminarMuy bueno
ResponderEliminarMe dio miedo! esta bastante escalofriante.
ResponderEliminarsi te imaginas el rostro de la persona es tan escalofriante la vdd yo sii lo ise y tambien cuando saludo awwwww miedooo
ResponderEliminarGuau muy bueno encima me aterro porq yo me llamo Guadalupe buuuuu
ResponderEliminarMuy bueno, disculpa la pregunta ¿Ese ser ya había aparecido en otro de tus cuentos? No estoy muy seguro pero como que recuerdo que ya había aparecido.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias. Sí, he usado a este personaje (y a otros también) en varios cuentos. ¡Saludos!
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